martes, 3 de agosto de 2010

EL VERANO

El verano puede ser muchas cosas.

Muchos lugares y momentos enmarcados en dos meses y pico del año, en los cuales nos bañamos en mares plateados, de cerveza, de búcaros, o en piscinas caseras que nos bebemos para suavizar el castigo en forma de calor desértico.

Mi verano puede parecerse mucho al tuyo.

Sobre todo por que lo comparto a medias con mi ciudad, con los lugares de casi siempre, o con viajes de carretera y lienzo, (que no mantas), así como playas que saben a tacitas de plata, rotas de manera caprichosa por la mano de Dios y de nuestra madre naturaleza de salada lucidez.

Este verano sabe también a Cruzcampo-júa, a copa del mundo, a oposiciones aprobadas en vano, a palios rotos, a Champions League, a la mañana de la Virgen, a biberones, a gordillos de vuelta y a alguna despedida que siempre aparece de forma inesperada.

En fin.

Como todo, sólo queda disfrutarlo, por que al igual que el levante, pasa volando, pero sin prisas.

Nada es más rápido ni más lento que antes.

El ritmo del reloj, aunque no lo parezca, va igual que cuando salíamos a la plaza a jugar a la pelota, en el tiempo aquel en el que no había consolas y sí escopetas de plástico.

Total...
Que lo bueno o lo malo a estas alturas, -según se mire-, es que ya no nos esperan los exámenes en septiembre.

Por eso, como ya no tengo que estudiar, -al menos por obligación-, sólo me queda disfrutar de estos veranos de cebada y castillos de arena.

Fdo: J. Vega