domingo, 24 de enero de 2010

UN AÑO SIN MARTA DEL CASTILLO

Voy a hacer una confesión.

Hace un año, -parece mentira-, en este blog iba a aparecer un post sobre Marta de Castillo.

Un post que no apareció por que hasta poco después de su desaparición aún teníamos esperanzas de que Marta apareciera.

No queríamos hablar de la muerte sin saber realmente si estaba o no entre nosotros.

Todavía hoy resulta extraño hablar de alguien que ha muerto sin haber encontrado su cuerpo, lo cual sería el único hecho real que demostraría que Marta ha desaparecido.

Por eso hoy, día en el cual se cumple un año de su desaparición, quería dedicarle este post, para que sepa, allá donde esté, que no nos olvidamos de ella.

¿Qué mas dá no haberte conocido Marta?

Nadie se merece que le corten la vida de lleno, y menos alguien como tú, con toda la vida por delante.

Nadie se merece una justicia lamentable como la de este país, en la que la impunidad es la reina de la fiesta.

Eso sin olvidar a tantas personas que desaparecen por culpa de la mente traicionera, delirante o trastocada de algún hijo de la muerte.

Y es que para estas cosas no hay un por qué ni un sentido.

Las respuestas se agotan.

Sólo queda el triunfo de la gente, el de las personas de corazón que se únen para hacer justicia, para buscarte y encontrarte. Personas a las que nos has dado una lección para estar alerta, para estar espectantes ante la gente sucia.

Espero que al menos, aunque suene duro, muchas personas se salven gracias a ti.

En cuanto a tus padres...

A ellos sólo les deseamos lo mejor.

Que la vida los compense de otra forma, aunque nunca puedan recuperarse totalmente.

Que Dios esté con ellos y que les dé las respuestas a las preguntas imposibles.

Que su familia y su gente los abrace para que su duro camino se haga más fácil.

Y en cuanto a nosotros, los que no te hemos conocido, siempre recordaremos esa foto tuya en las paredes de Sevilla.

La foto de una chica que empezaba a vivir.

La foto de Marta del Castillo.

La foto de la vida.

Fdo: J. V.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si después de un año
es todavía posible
creer de un modo sensato
en la Ley que nos asiste.

Y es que durante estos meses,
porque ya han pasado doce,
nos ha sorprendido siempre
ver como gente tan joven
y con pinta de niñato
a nuestra justicia pone
como de brazos cruzados,
incapaz de poner orden
sumergida en los engaños.

Pero ni un minuto quiero
perder en esa gentuza
a quien deseo y espero
que la justicia los hunda;
a los que sí me refiero,
porque me quema la sangre,
es a esos abogados
que flaco favor le hacen
a todos los ciudadanos
cuando les dicen que engañen,
(haciendo aún más daño)
porque de esa forma saben
que saldrán mejor parados.
¿A dónde llega su ética?
Porque el derecho a defensa,
que no les niego a esas bestias,
no me parece que deba
ejercerse sin decencia.
Que los defiendan, que sí,
para acortarles la pena
si lo consiguen al fin
tras una buena defensa;
pero animar a mentir
a personas como éstas
para poder conseguir
engañar a la justicia
y en el fondo hacer sufrir
aún más a la familia…
no debe ser eso así
o ¡que asco de justicia!.

Y respecto a sus dos padres
solo darles un abrazo
y desearles que alcancen
en tiempo no muy lejano
el final de este desgaste,
de este dolor y este daño,
ver que su cuerpo descanse
donde poder visitarlo
y poder ver en la cárcel
a todos los desalmados
que se han demostrado un cáncer
del mundo civilizado,
porque al fin los tribunales
los han dejado encerrados.