
El otro día, horas después de esta tragedia, se me saltaron las lágrimas al ver imágenes brutales, crueles, dramáticas, imágenes que la razón no alcanza a comprender por mucho que asumamos nuestra humilde e imperfecta naturaleza.
Cadáveres apilados en las aceras, (miles), niños heridos en hospitales, madres fuera de sí delirando por la muerte de uno, dos o tres de sus hijos, lamentos entre los escombros...
Dantesco.
Pongámonos en su lugar...
¿Cómo puede la naturaleza castigar sin avisar a los más pobres?
¿Cómo puede nuestro planeta clavarle un cuchillo a tantas almas a la vez?
No sé si será una "queja" de nuestra tierra, de nuestro aire y de nuestro mar a cómo lo estamos tratando, pero la realidad es que esta vez la crueldad ha llegado a límites abominables.
Por eso, he sentido la necesidad de escribir una oración por este pueblo que, al fin y al cabo, es lo que podría pedirle a Dios ahora mismo por esta gente que sufre:
ORACIÓN:
Dios mío,
dales la esperanza perdida,
la cura a sus heridas,
las del cuerpo
y las del corazón.
Que la naturaleza
les devuelva lo perdido,
que los hombres y mujeres
del mundo les demos el pan
que les han quitado
-o el que nunca tuvieron-.
Que sus casas vuelvan
a levantarse
para no caer nunca más.
Dios mío y nuestro,
Ofrécenos a nosotros también
las formas de ayudarles
aunque sea desde la distancia.
Y sobre todo,
dales fuerza,
dales la esperanza de saber
que los que se han ido,
están contigo.
Dales agua,
dales amor a esos niños...
Dales vida
y futuro.
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