Qué vacio deja la gente buena que se nos marcha.
La gente que acaricia las aceras de tu barrio, día a día, ilustrando con el arte de la vida los rincones de sus calles... Las mismas por donde andas y pasan las horas sin que nos demos cuenta.
Se nos ha ido Peregil y vivir sin Peregil es más difícil.
Vivir sin Peregil es vivir sin el cariño a lo más cercano, a lo más nuestro.
Vivir sin sus palabras y su presencia es perder un tesoro único que antes amábamos y que hoy, por desgracia, se revaloriza por su triste pérdida.
Cuántos momentos irrepetibles tenemos contigo Pepe. Momentos que solo tú eras capaz de regalarnos, desde el silencio de la saeta en tu bar o en la calle, o cualquier rato de anéctotas y ocurrencias que esbozaban tu alma grande.
Todo ello, -todos esos buenos recuerdos que son miles-, deben llenar al menos un poco de tu ausencia, por que el recuerdo al fin y al cabo, construye y resucita la figura del hombre bueno.
Y entre todos esos recuerdos, tu entrega y solidaridad infinita por los tuyos.
Por la gente que te quería, artistas, paisanos, cofrades, vecinos, amigos y hermanos... Y por supuesto por tu familia, especialmente a tu mujer, Mari, hijos y nietas, a las cuales prometemos contarle todo sobre la grandeza del hombre que quitaba los pesares con su sola presencia.
Tampoco olvidaremos a ese Peregil padre, que aprovechaba cualquier momento para presumir de hijos y de nietas, hablando de todos ellos a boca llena de orgullo...
Sin duda, debemos darle gracias a Dios por haberte conocido.
Sin duda, debemos darle gracias a Dios por haberte conocido.
Nunca olvidaremos tu silueta eterna, tu perfil junto a Santa Catalina, tu cante en una madrugada de Museo y Aguas o a los pies de El Rinconcillo, ni tus miradas hacia las espadañas de tu barrio que hoy se quedan calladas entre estos azules de invierno.
Nosotros al menos, cuando pasemos por tu plaza, seguiremos escuchando tu voz que sale de Quitapesares, casi susurrando, como un recuerdo que ha quedado grabado a fuego en el aire de Sevilla y que se mueve por siempre por sus calles, eterno...
Descanse en paz Pepe Peregil.
Fdo: Jesús V.
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