Tiempos de locura colectiva, de falta de claridad.
Ante ese caos tan solo queda una respuesta: ÉL.
El Cristo del que pocos se acuerdan en los grandes acontecimientos...
El que siempre espera, el que siempre está a la escucha.
El que no pierde la Paciencia.
El abandonado por nosotros que sigue pensativo y espectante ante todo lo que hacemos.
El que nunca te deja solo.
El que da respuestas a las preguntas imposibles:
¿Por qué tener fe en la dificultad de la pobreza?
- Porque Él sufrió por nosotros al límite.
¿Por qué tener fe si mi hermano, mi padre o mi amigo agonizan por una enfermedad?
- Porque Él sufrió el mayor de los suplicios, la muerte más humillante, el castigo más sucio, para ser el primer ejemplo y modelo que nos da la esperanza en el día a día.
¿Por qué tener fe en la soledad?
- Porque sin duda Él es el que sabe más de la soledad, y como tal, nunca nos va dejar solos.
¿Por qué desesperanos por una situación desesperada?
- Porque Él es la Paciencia.
¿Por qué ser prepotente, por nuestra riqueza o por nuestras facultades?
- Porque Él es la Humildad.
Gracias Padre, por estar siempre esperando, aunque te fallemos.
Gracias Padre, por que estás ahí, aunque a veces te olvidemos.
Gracias Padre, por que das respuestas a las preguntas imposibles.
Gracias Cristo pequeño, por que eres la grandeza en el mínimo espacio.
Gracias, por que creer en ti es más fácil en la Hermandad de la Cena.
Gracias por existir.
Y gracias, por que estás en mi vida.
Fotos: Jesús Vega
1 comentario:
Ojú, Este pequeñito es de los que te rompe le alma y está siempre.
Saludos, no juas, sinceros
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